Podcast.

En la periferia de las periferias

T5E170.

 Francisco ha llevado a cabo el viaje apostólico más largo de todo su pontificado. Indonesia, Papúa-Nueva Guinea, Timor-Oriental y Singapur han recibido atención mediática mundial gracias a la visita del sucesor de Pedro, lo que ha permitido poner el foco en algunos aspectos sociales que habitualmente no forman parte del interés global. El recorrido por las diferentes islas ha puesto en movimiento a cientos de miles de personas que forman parte de tradiciones culturales diversas hasta el extremo. Para quienes viven atascados en una visión romanocéntrica de la Iglesia o en una cosmovisión occidentalizada, tal diversidad ha supuesto un bofetón de realidad cultural. Anunciar el Evangelio y dejar que este impregne la herencia recibida de los ancestros no tiene solo que ver con templos del siglo XVI, la música barroca o las celebraciones que le dan la espalda al mundo. Hay mucho más Pueblo de Dios en todo el planeta y el papa Francisco no tiene miedo de ir hasta la misma puerta de su casa para encontrarse cara a cara con estos discípulos de Jesús.

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Portada del episodio t5e170 del pódcast de la revista VN.

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Sobre este episodio

 El episodio 170 del pódcast de la revista Vida Nueva dura , se titula En la periferia de las periferias y trata sobre algunos detalles en relación al viaje apostólico del papa Francisco a Indonesia, Papúa-Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.

¿Dificultades para escucharlo?

 No te quedes sin acceder a su contenido. Aquí tienes la transcripción del episodio 170.

 Los episodios del podcast son largos, así que también lo son sus transcripciones. Este texto te llevará varios minutos de lectura; tal vez quieras dejarte cerca un vaso de agua por si lo necesitas antes de llegar al final.

 

 Hacia las once y veinte de la mañana del pasado tres de septiembre, un avión aterrizaba en el aeropuerto de Yakarta para dar comienzo a la visita pontificia más larga de Francisco. Cuatro países y más de treinta y dos mil kilómetros. Los números son traicioneros si no los anclamos a referencias manejables, así que conviene recordar que esa distancia equivale a realizar más de treinta y dos veces el recorrido entre Tarifa y Gijón, en España, o a repetir más de ocho veces seguidas el camino que lleva desde la frontera norte, en Chile, a la del sur.

 Pisaban el país los pies de un anciano de 87 años, cuyas plantas llevan acumuladas mucha más distancia y experiencia que las de la mayoría de seres humanos del planeta. Encuentro a encuentro, visita a visita, Francisco ha ido forjando un estilo de acercamiento y diálogo centrado en aquello que está al margen; podríamos, por tanto, decir que, en cierta medida, se trata de un estilo descentrado.

 El enviado especial Antonio Pelayo ha ido relatando los pormenores de este viaje apostólico minuto a minuto. Lo tienes todo bien detallado en la web de la revista y en el número de esta semana. Por tanto, no vamos a repetir aquí las mismas cosas, sino que fijaremos la atención en algunos detalles concretos.

 El día antes de que el pontífice aterrizase en Indonesia, comenzó a circular por las redes sociales una publicación en la que se informaba de varias personas ensayando cantos dentro de la Mezquita Istiqlal con motivo de la visita de Francisco. Esto desató la indignación de muchos musulmanes que se quejaban de que la mezquita es un lugar de culto y no un teatro o similares.

 De manera inmediata, las cuentas de verificación de noticias falsas desmintieron dichas publicaciones, aportando pruebas de que se trataba de un evento del pasado que nada tenía que ver con la llegada del papa al país.

 Sin embargo, la duda ya estaba sembrada y, en internet, lo que se dice, dicho queda. Poca gente se retracta del insulto lanzado o del vituperio escrito. Había sido una noticia falsa difundida desde alguno de esos puntos ideológicos que se alimentan de odio y división.

 Al inicio del encuentro interreligioso organizado en la Mezquita Istiqlal, una muchacha ciega cantó varios pasajes del Corán en presencia de Francisco, el Gran Imán Nasaruddin Umar y el resto de asistentes. A continuación, esas mismas personas escucharon un pasaje del Evangelio.

 En este contexto se produjo uno de los puntos fuertes de la visita apostólica a Indonesia. Nasaruddin Umar y el pontífice católico firmaron una declaración conjunta que recoge dos graves crisis del mundo actual: la deshumanización y el cambio climático.

 Precisamente, el hecho de que esta declaración conjunta se realice en Indonesia podría revelarnos al mundo Europeo y occidental otros modos de convivir a partir del diálogo interreligioso. Indonesia es un país agitado por muchas convulsiones internas, corrupciones y diversos problemas que arrastran desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. Hay minorías que siguen siendo muy maltratadas.

 En ese escenario de odios agitados, los gestos visibles y concretos de acercamiento, concordia y buena voluntad, pueden proporcionar cauces de resolución a conflictos atascados. La realización del encuentro, donde el papa escucha pasajes del Corán y el imán hace lo mismo con el Evangelio, la posterior firma del tratado y la bendición de un túnel subterráneo que une la zona de la mezquita con la de la catedral, todo ello habla de acercar posturas sin que implique, en modo alguno, la unificación, absorción o eliminación de ninguna de las partes. Conocer de cerca a quien llamamos “el otro”, “el contrario” o incluso “el enemigo” nos permite derribar los muros ideológicos que nos separan y que cimentan toda clase de discordias.

Me siento feliz de estar aquí, junto con todos ustedes, en la mezquita más grande de Asia. Saludo al Gran Imán y le agradezco las palabras que me ha dirigido, recordando que este lugar de culto y de oración es también “una gran casa para la humanidad”, en la que cada uno puede entrar para hacer una pausa consigo mismo, dar espacio a ese anhelo de infinito que lleva en el corazón, buscar el encuentro con lo divino y experimentar la alegría de la amistad con los demás (...) El túnel fue construido de una parte a la otra para crear una conexión entre dos lugares diferentes y alejados. Esto es lo que hace el pasaje subterráneo: conecta, crea un enlace. A veces pensamos que el encuentro entre las religiones se trate de una cuestión que tiene que ver sólo con buscar, a toda costa, puntos en común entre las diferentes doctrinas y confesiones religiosas. En realidad, puede pasar que un planteamiento de ese tipo termine por dividirnos, porque las doctrinas y los dogmas de cada experiencia religiosa son diferentes. Lo que realmente nos acerca es crear una conexión entre nuestras diferencias, ocuparnos de cultivar lazos de amistad, de atención, de reciprocidad. Son relaciones en las que cada uno se abre al otro, en los que nos comprometemos a buscar juntos la verdad, aprendiendo de la tradición religiosa del otro; ayudándonos en las necesidades humanas y espirituales.

 Las palabras de Francisco fueron claras, concisas. Acercarnos incluso con las diferencias de cada parte. En esa búsqueda conjunta de la verdad, hay quien lo considera una empresa inalcanzable debido a lo que Jesús dice en el Evangelio de San Juan: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Por ello, mucha gente se niega de manera obtusa a colaborar en el hallazgo y discernimiento de una verdad en minúsculas, más común y universal. Tal vez, si nos fijásemos en que la frase tiene tres partes, nos iría mejor en la cuestión del diálogo. El Camino, la Verdad y la Vida. En el camino nos topamos con otra gente que lo recorre, aunque sea para llegar a lugares distintos. Ya bastante nos equivocamos en el pasado afirmando que la senda de Jesús es una autopista privada, exclusiva y excluyente. Si en el camino de Jesús caben todos, todos, todos, entonces el viaje hacia el Reino de los Cielos se parece bastante al túnel subterráneo que Francisco bendijo en Indonesia. Las tres partes, Camino, Verdad y Vida, no se pueden imponer a golpe de pistola, de espada o de machete.

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 Tras abandonar Indonesia, el papa Francisco voló hasta Papúa-Nueva Guinea. Se trata de un país muy heterogéneo, donde, a día de hoy, se siguen hablando más de ochocientos treinta idiomas diferentes en un territorio habitado solo por unos ocho o diez millones de personas.

 En el encuentro con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático, el pontífice habló sobre las mujeres de manera general y remarcó que son ellas quienes llevan adelante un país, dado que tienen la fuerza de dar vida, de construir, de hacerlo crecer. Francisco insistió en no olvidar a las mujeres y dijo que ellas están en el primer lugar del desarrollo humano y espiritual. Este es el detalle en el que vamos a fijar nuestra atención del paso de Francisco por Papúa-Nueva Guinea; la protección de las mujeres.

 Un tercio de la población de Papúa-Nueva Guinea vive en extrema pobreza y sobrevive con menos de un dolar y cuarto al día. El país tiene algunos conflictos en marcha, como la disputa por la independencia de la Isla Bouganville, así como un elevado problema de alcoholismo entre la población. El 45.9% de las mujeres de Papúa-Nueva Guinea sufre violencia física, el 45.1% de ellas sufre violencia emocional y el 24.3% sufre violencia sexual.

 Un estudio de varios autores de la región1 refuerza lo dicho por otros académicos a lo largo del mundo en relación a la violencia contra las mujeres y que se alinea con el sentido común a poco que se reflexione sobre ello; que la educación de las mismas ejerce de factor protector frente a la violencia porque el desarrollo del pensamiento crítico y la adquisición de conocimientos permite discriminar con mayor eficacia los límites que otras personas no deben cruzar, así como también otorga herramientas para proteger a otras mujeres más vulnerables.

 En ese sentido, la labor de los misioneros católicos a lo largo de la historia siempre ha sido fomentar el desarrollo educativo y sanitario a su llegada a cualquier región del mundo. En el caso de Papúa-Nueva Guinea no fue una excepción. Y, por ello, el arzobispo Rochus Joseph Tatamai escribió una carta a la congregación de los Sagrados Corazones agradeciendo su labor durante décadas:

Nos ayudasteis a respetarnos; escribisteis nuestros diccionarios y nos enseñasteis nuestra propia gramática; negociasteis con las autoridades a nuestro favor; nos hablasteis de nuestros derechos; reconciliasteis las tribus; os ganasteis la confianza y el respeto; construisteis iglesias, escuelas, hospitales, carreteras; asimilasteis nuestra visión del mundo; nos enseñasteis métodos de cultivo; nos sanasteis con vuestras medicinas; usasteis nuestros cantos y danzas para expresar la fe; os tenemos como hombres espirituales, de oración y hombres de Dios; nos disteis al Dios del amor que nos llena de esperanza; un millón de gracias.

La tercera parada del viaje apostólico llevó a este anciano de ochenta y siete años hasta Timor Oriental, un país que sufrió, durante muchos años, la opresión de, precisamente, Indonesia, a quien pertenece la otra mitad de la isla.

 Aproximadamente el 96% de la población es católica, así que la recepción fue muy diferente de la de los dos países anteriores. Antes de destacar algunos detalles del paso de Francisco por Timor Oriental, me parece importante repasar parte de su historia reciente.

 Desde el siglo dieciséis hasta 1975, Timor Oriental estuvo dominada por Portugal. Cuando los colonizadores se marcharon, hubo un tiempo de respiro para disfrutar la independencia. Concretamente unos días, ya que Indonesia enseguida invadió de nuevo la isla y la anexionó a su territorio.

 Timor Oriental trató de librarse de la nueva dominación durante muchas décadas y el gobierno indonesio reprimía las revueltas con mucha crudeza. Al final, en 2002 consiguió establecerse como estado soberano.

 La Iglesia tuvo un papel crucial en las sucesivas negociaciones de paz y en el apoyo a la población de Timor Oriental. Tanto es así que, en 1996 se concedió el premio Nobel de la Paz al salesiano Carlos Filipe Ximenes por su implicación activa en la resolución del conflicto, galardón que compartió con José Ramos-Horta, el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno que duró unos días.

 Carlos Filipe Ximenes fue incluso considerado para dirigir el país, cosa que él rechazó. En el discurso de entrega del Nobel de la Paz, el salesiano dijo lo siguiente sobre su vocación:

Ha evolucionado hacia la grave responsabilidad de tratar de aplicar mi naturaleza falible a la difícil tarea de proporcionar liderazgo moral en una situación en la que prácticamente nadie está completamente feliz con mi desempeño.

 Más tarde, en 2002, cuando, por fin, Timor Oriental pudo alcanzar su anhelada independencia, el papa Juan Pablo II mandó un mensaje felicitando al pueblo timorense e instando a Carlos Filipe Ximenes a que con su ejemplo de vida siguiera siendo punto seguro de referencia y de orientación.

 En 2022, un diario holandés recogía el testimonio de dos hombres que aseguraban haber sido víctimas de abuso por parte de Ximenes, a quienes, según informaban, les practicó felaciones siendo ellos menores de edad.

 En 2002, poco después de la independencia por la que tanto había trabajado, Carlos Filipe Ximenes abandonó Timor Oriental bajo el argumento de problemas médicos. De allí fue a Mozambique y después residió en Portugal. Fue en 2022 cuando el Vaticano sancionó su conducta y restringió su capacidad para celebrar la eucaristía y para estar a solas con menores. No obstante, actualmente reside en Roma y no se le conoce juicio para aclarar la situación y castigar penalmente los hechos si se demostrasen ciertos.

 El viaje apostólico a Timor Oriental lo realizó el papa Francisco. Entonces, ¿por qué alargar tanto este contexto sobre Ximenes? Por dos frases que pronunció el pontífice en su discurso frente a las autoridades civiles y el cuerpo diplomático.

Y no olvidemos a tantos niños y adolescentes heridos en su dignidad. Este fenómeno está aflorando en todo el mundo. Todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a nuestros jóvenes.

 Los niños y adolescentes no vieron herida su dignidad por el viento ni la lluvia, sino por personas en puestos de responsabilidad que, durante décadas, vivieron sin supervisión. ¿Su contribución al proceso de independencia justifica acaso el abuso cometido? ¿Tener un premio Nobel o reclamar ciertos derechos para la ciudadanía otorga una especie de carta blanca o de inmunidad frente a las consecuencias de los propios actos?

 Dado que, tal como decía Francisco en su discurso, todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a nuestros jóvenes, quizás habría contribuido a cerrar ciertas heridas si el sucesor de Pedro hubiera verbalizado en voz alta la espantosa contribución de la Iglesia a provocar ese mismo desgarro de la dignidad. No Francisco. No tú o yo. Pero, dado que somos una asamblea mayor que la de nuestro propio barrio, lo bueno y lo malo también forma parte de la herencia que dejamos como conjunto al mundo.

 En Timor Oriental, la Iglesia contribuyó activamente a reducir el sufrimiento de cientos de miles de personas y facilitó la adquisición de la independencia después de décadas bajo un régimen de terror y opresión. Pero, si se conoce que cometió alguna atrocidad moral en otro ámbito, entonces, lo mismo que estamos dispuestos a recibir la alabanza, sepamos también recibir la corrección.

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citas:

1Cadri, A., Aboagye, R. G., Frimpong, J. B., Yeboah, P. A., Seidu, A. A., & Ahinkorah, B. O.(2023), Partner alcohol consumption and intimate partner violence among women in Papua New Guinea: a cross-sectional analysis of Demographic and Health Survey. BMJ open, 13(3), e066486.

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Más episodios

 Si quieres escuchar otros episodios de la temporada 5 de este pódcast, puedes pinchar en este enlace. No encontrarás carnaza, burla fácil ni elementos que fuercen la división y el enfrentamiento. En su lugar, tienes a tu disposición un espacio sosegado de razonamiento accesible a personas de diferentes niveles culturales y sociales. De otro modo, ¿cómo sería posible el diálogo?