Podcast.

Luz consagrada entre las penumbras

T4E147.

 Hace unos meses, el papa Francisco designó a Simona Brambilla como secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Sustituía al arzobispo José Rodríguez Carballo, quien fue designado como coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz. La misionera de La Consolata hereda la responsabilidad de estar a cargo de todos los religiosos y religiosas del planeta, cuya situación actual está marcada por la crisis de vocaciones que disminuye sus números por la falta de relevo generacional. En ese contexto, se perfila en el horizonte una revisión para aprender a habitar las noches del mundo y las noches del corazón humano.

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Portada del episodio t4e147 del pódcast de la revista VN.

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Sobre este episodio

 El episodio 147 del pódcast de la revista Vida Nueva dura , se titula Luz consagrada entre las penumbras y trata sobre la designación de la religiosa Simona Brambilla como secretaria al frente del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, primera mujer en desempeñar esa responsabilidad.

¿Dificultades para escucharlo?

 No te quedes sin acceder a su contenido. Aquí tienes la transcripción del episodio 147.

 Los episodios del podcast son largos, así que también lo son sus transcripciones. Este texto te llevará varios minutos de lectura; tal vez quieras dejarte cerca un vaso de agua por si lo necesitas antes de llegar al final.

Simona Brambilla es secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que se suele abreviar como DIVCSVA.

 Podemos recordar, a modo de contexto, que el pasado octubre, el arzobispo José Rodríguez Carballo dejó su responsabilidad como secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y fue enviado como coadjutor a la Diócesis de Mérida-Badajoz. Menos de un mes después, el Papa Francisco eligió a la italiana Simona Brambilla como su sustituta. Tal como informaba Vida Nueva en su momento1, esta misionera de la Consolata había recibido la petición del pontífice varios meses antes, pero ella solicitó un tiempo de respiro porque había terminado recientemente su período como superiora general de la congregación.

 Brambilla es enfermera y psicóloga y ha desempeñado varias tareas, como misionera y profesora, a lo que se suma su labor actual como secretaria del Dicasterio. Podríamos pensar que su responsabilidad tiene que ver con la coordinación de todas las religiosas y religiosos del planeta. Sin embargo, ella aclara este punto en su entrevista con Vida Nueva.

A la secretaria del DIVCSVA no se le confía la coordinación de todos los religiosos y religiosas del mundo. Es un servicio mucho más humilde, afortunadamente. En todo caso, la secretaria desempeña un papel de coordinación de las diversas actividades y servicios dentro del Dicasterio para ayudar al cardenal prefecto y en colaboración con los subsecretarios.

 Las actividades que Simona Brambilla menciona están explicadas en detalle en la constitución apostólica Praedicate evangelium. Por mencionarlas brevemente, al dicasterio le corersponde animar y regular el modo en que se vive en las formas reconocidas de vida consagrada, también aprobar la existencia de los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, lo mismo que fusiones, uniones y supresiones. Además, también le corresponde aprobar y regular nuevas formas de vida consagrada y apostólica.

 Eso sería lo más básico. Si damos un par de pasos hacia atrás y miramos las funciones de este ministerio vaticano de un modo más amplio, podríamos llegar a la conclusión de que el DIVCSVA está próximo a extinguirse. Al fin y al cabo, todo el mundo sabe que la vida consagrada está en crisis. ¿No es así? Por tanto, ¿por cuánto tiempo más se mantendrá este órgano de la curia vaticana? ¿Años? ¿Décadas? Vamos a verlo en detalle.

 La profesora irlandesa Mary T. Brien pertenece a la congregación de las Hermanas de la Presentación y en 20202 escribía acerca de la vida religiosa como una forma de exégesis, comparando esta vocación concreta con una manera de leer e interpretar el Evangelio en lo cotidiano de la vida. En el primer párrafo de su texto, decía lo siguiente:

Todo el mundo sabe que la vida consagrada o la vida religiosa como un camino vocacional válido se cuestiona en el mundo de hoy. Es cuestionado por los no creyentes, como cabría esperar. También es cuestionado por creyentes y por cristianos católicos bienintencionados. Por ejemplo, cuando una joven mujer a la que conozco dejó recientemente su trabajo bien remunerado para unirse a una comunidad contemplativa, muchas de mis amistades pensaron que era un despilfarro de vida. Después de todo, ¿no podría hacer más por la sociedad uniéndose a un grupo misionero o ministerial donde ella podría marcar la diferencia en la vida de la gente como docente o trabajadora social o profesional médico? Y las mismas personas, me dijeron: ¿Qué estáis haciendo, Mary, en tu congregación, que no podríais hacer mejor, o como mínimo igual de bien, si no estuvierais tan restringidas?.

 Este primer escenario planteado por la profesora Brien puede ser ampliamente extrapolado a muchas regiones del planeta donde se ponen de relieve las mismas cuestiones. ¿Cuál es el sentido de que exista la vida religiosa reglada? ¿Acaso no se pueden alcanzar metas superiores o como mínimo iguales sin la constricción de los votos (pobreza, obediencia, castidad)?

 En este podcast no nos da tiempo a profundizar mucho, así que, para tratar de responder a ello, vamos a recurrir a unas palabras de Francisco. El 4 de mayo de 2018, el Papa ofreció un discurso a quienes estaban participando en un congreso internacional promovido, precisamente, por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, aunque por aquel entonces todavía no se llamaba Dicasterio, todavía llevaba el nombre de Congregación (CIVCSA).

 Francisco les habló sobre las tres p que consideraba fundamentales en la vida consagrada. Plegaria, pobreza y paciencia. En un momento dado, dijo lo siguiente:

La segunda "p" es la pobreza. En las Constituciones, san Ignacio nos escribía a nosotros, los jesuitas —pero no era algo original suyo, creo, tal vez lo había tomado de los Padres del desierto—: "La pobreza es la madre, es el muro de contención de la vida consagrada". Es "madre". Interesante: Él no dice la castidad, que quizás esté más vinculada con la maternidad, con la paternidad, no: La pobreza es la madre. Sin pobreza no hay fecundidad en la vida consagrada. Y es "muro", te defiende. Te protege del espíritu de la mundanidad, por supuesto. Sabemos que el diablo entra por los bolsillos. Todos lo sabemos. Y las pequeñas tentaciones contra la pobreza son heridas a la pertenencia al cuerpo de la vida consagrada. La pobreza según las reglas, las constituciones de cada congregación: No es lo mismo, la pobreza de una congregación que la de otra. Las reglas dicen: "Nuestra pobreza va de esta parte", "la nuestra va de esa"; pero siempre existe el espíritu de pobreza. Y esto no puede negociarse. Sin pobreza nunca podremos discernir qué está sucediendo en el mundo.

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 Regresando a lo que decía la profesora irlandesa Mary T. Brien2 acerca de poner en tela de juicio la decisión de ingresar en una comunidad de vida contemplativa, ella afirmaba lo siguiente:

Sospecho que esas respuestas representan a un amplio sector de la opinión pública, dentro y fuera de los círculos cristianos, en la actualidad. De una parte, hacen un alegato de utilidad como criterio principal; por otra parte, pasan por alto lo que se encuentra en el corazón de la vida consagrada. No hay referencia a la vocación ni a la llamada ni a la dimensión de la fe involucrada. Desde una mirada positiva, el hecho de que la vida consagrada haga surgir preguntas es tranquilizador. Cualquier forma de vida cristiana está llamada a hacer surgir preguntas. El día que la vida consagrada no cuestione será el día que habrá perdido su poder de atracción.

 Si unimos ambos aportes, el del papa Francisco y el de Mary T. Brien, podemos volver a echar una mirada al Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Si asumimos que la vida consagrada se mantendrá apegada a las tres p y que ello llevará al mundo a hacerse preguntas, probablemente podamos concluir que el órgano del que es secretaria Simona Brambilla todavía tiene trabajo para varios cientos de años.

 Cuando la secretaria del DIVCSVA, Simona Brambilla, es preguntada acerca de la posibilidad de que algún cardenal pueda cuestionar su autoridad, ella dice lo siguiente:

Hasta ahora, es algo que no ha sucedido. Si sucede, hablaremos de ello. Los conflictos, si son reconocidos, acogidos, acompañados e interpretados con honestidad y amor sincero en busca del bien, pueden abrir nuevos horizontes y caminos fructíferos y constructivos para todas las partes implicadas.

 Y, justo a continuación hace memoria de algo que el papa Francisco decía en Evangelii gaudium, que la unidad es superior al conflicto y que la solidaridad, entendida en su sentido más profundo y desafiante, se convierte en un estilo de construcción de la historia.

 Sin embargo, sabes que cuando se trata de poner esto en práctica, la situación se puede volver bastante complicada. En aquel discurso de 2018, Francisco decía que el diablo entra por los bolsillos. Quizás podríamos seguir esa idea y añadir que se instala y acampa gracias a los prejuicios, que le sirven para apuntalar su tienda de campaña. Una mujer como secretaria de un Dicasterio enseguida hace volar la imaginación en muchas direcciones (responde a criterios de paridad y no de capacidad, es la preparación del camino para la ordenación de mujeres, etcétera). Decía Simona Brambilla que todavía no se ha dado la situación de que algún cardenal cuestione su autoridad. Pero no resulta descabellado pensar que esas críticas sí existan y se realicen de un modo más indirecto, en conversaciones de pasillo o en foros menos públicos; al fin y al cabo, hay dinámicas de la curia que cuesta mucho trabajo reorientar.

 Y me viene a la memoria algo que me decía una religiosa que vivía en la República Democrática del Congo. Estaba a cargo del noviciado de su congregación y acogía a muchachas de diversas partes del país y también de Ruanda. Esta monja expresaba lo difícil que era transmitir a algunas jóvenes la necesidad de barrer el suelo y mantenerlo limpio. Ella compartía que en el noviciado les decían unas cosas, pero que, al fin y al cabo, habían vivido trece o catorce años en sus respectivas aldeas, habitualmente en casas de adobe y suelo de arena. Entonces, la religiosa añadía:

¿Cómo van a interiorizar lo de barrer el suelo si se han pasado gran parte de su vida descalzas sobre la tierra?

 Después, cualquier avance conseguido, parecía sufrir un retroceso cuando llegaba la época de regresar a casa por un tiempo.

 Por supuesto, este recuerdo no tiene nada que ver con pensamientos colonialistas ni de superioridad moral ni nada por el estilo. Me acordaba de ello por lo que te decía de lo difícil que resulta cambiar ciertos hábitos que de tanto repetirlos se han incorporado incluso a la propia personalidad. El posible rechazo que pueda llegar a mostrarse por Simona Brambilla, tanto de manera directa como indirecta, puede no tener tanto que ver con su gestión del DIVCSVA como con otras cuestiones más profundas, como ataques indirectos a las decisiones del pontificado de Francisco.

 La secretaria le decía a Vida Nueva que el Dicasterio también es responsable de promover, animar y regular la práctica de los consejos evangélicos. Imaginemos por un momento un instituto religioso de alguna parte del mundo que vive la pobreza desde un plano puramente espiritual porque considera que expresiones como la opción preferencial por los pobres son solo el resultado de una perversa teología promovida desde América del Sur. ¿Qué se hace en esos casos? ¿Cómo se ilumina una vida de prejuicios acumulados?

 El agustino Charles Chukwuebuka3, del Centro de Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid, tiene un texto que habla de la opción por los pobres en el marco de la vida consagrada. Realiza un repaso de esta vocación de vida religiosa y, a continuación, se centra en la opción por los pobres. Menciona a Pedro Arrupe y Gustavo Gutierrez como los máximos responsables de la difusión de esta expresión. Y añade lo siguiente:

Esta opción preferencial por los pobres no es la actitud que emana del sentimiento de superioridad sobre los pobres, de manera que tender una mano se convierta en una especie de favor; más bien es la demostración de la naturaleza de la Iglesia como el símbolo del Reino de Dios, un reino de amor en su dimensión horizontal y vertical. El término, como tal, puede ser fechado con exactitud; pero lo que simboliza, el acto en sí mismo no es un fenómeno del siglo veinte. Es seguro que la intención de identificarse con los pobres de la sociedad no es para nada algo nuevo.

 Dentro de un tiempo será necesario volver a lanzar una mirada a la responsabilidad de Simona Brambilla para constatar si esto último realmente queda claro en los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica de todo el planeta.

 Ahora vamos a rescatar una de las respuestas de esta misionera de la Consolata en la revista Vida Nueva. Se le pregunta sobre qué es lo que debería priorizar hoy día la vida consagrada para no quedar encerrada en sí misma. Brambilla dice así:

Como misionera, estoy convencida de que la Misión no es solo sembrar, sino también y sobre todo recoger la vida que Dios hace crecer en las personas y entre los pueblos. Trato de responder dejándome inspirar por un par de proverbios recogidos del pueblo Makua de Mozambique, con el que he tenido la gracia de compartir una parte significativa de mi vida.

 El primero de los proverbios es el siguiente.

Dios no es como el sol que pasa solo por el mundo, sino como la luna, que va con las estrellas.

 Y el segundo proverbio:

Si la luna tuviera mal corazón, no veríamos las estrellas.

 Ambos dichos populares giran alrededor del tema de la Luna, que, según dice Simona Brambilla, tiene un peso importante en la cultura Makua. Las dos ideas se apoyan en el hecho de que las estrellas siempre están en el firmamento pero el sol brilla con tanta intensidad que no nos permite verlas, al contrario que la luna, que, aunque ilumina bastante menos, también posibilita que brillos más lejanos lleguen hasta nuestros ojos.

 Con esta idea de fondo, la secretaria del DIVCSVA añade lo siguiente:

La imagen del cielo estrellado que nos propone la sabiduría Makua puede ofrecerse como espejo del contexto social y eclesial actual, caracterizado por la pluralidad de percepciones, sensibilidades, pensamientos, movimientos, temas, modos de entender y vivir la Iglesia, la misión, la vida consagrada [...] En la danza de este cosmos, habitado por una asombrosa variedad de estrellas, los consagrados y consagradas nos sentimos llamados a una sana revisión y a un camino de conversión a nuestra identidad más profunda [...] Nos damos cuenta de que, un poco como el sol de los proverbios Makua, hemos podido caer en la tentación de medir la eficacia del Evangelio con la vara de medir la luz propia, del esplendor deslumbrante que apaga la luz de otras estrellas, de una luminosa autosuficiencia espiritual y misionera. La policromía del contexto actual, junto con la conciencia más lúcida de nuestra pequeñez nos estimula a abrazar un estilo de presencia y misión en el que la expresión nocturna encuentra felizmente su espacio, que remite a la dimensión femenina del cosmos: astros humildes, pequeñas llamadas a iluminar juntas a a otras estrellas y planetas el firmamento de esta noche que es nuestro tiempo. La Luna no siempre está llena: tiene sus fases, sus ciclos, desaparece de la vista y reaparece, pasa por sus muertes y resurrecciones, vive de la luz del otro.

 Lo mismo que decíamos sobre la idea de la opción preferencial por los pobres, puede aplicar también aquí. El hecho de que la misionera incorpore a su lenguaje parte de la sabiduría popular Makua será seguramente interpretado por muchas personas como un intento de diluir la catolicidad, de minimizar la tradición de la Iglesia o incluso de mezclar artificialmente diversas corrientes espirituales y conducir a una especie de panteísmo moderno.

 Uno de los muchos presbíteros que conozco suele decir que para ser cristiano hay que saber ser poeta. Y, en cierta medida, esta idea se refuerza con lo que acabamos de ver sobre la sabiduría Makua y la Luna. Quien no se permite a sí mismo o a sí misma observar la realidad con ojos que trasciendan lo puramente físico, lo objetivable, se autoimposibilita descubrir nuevas interpretaciones para las cosas que ya sabía o creía.

 Vamos a terminar el episodio precisamente con una poesía. La escribió el poeta de origen vasco Gabriel Celaya4 y lleva un título que condensa esto último que te acabo de decir, se llama La poesía es un arma cargada de futuro. Decía esto el poeta:

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita, y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

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citas:

>1En una noticia del 7 de octubre 2023.

2Brien, M. T. (2020) Exegesis and Incarnation: Towards Recovering a biblical Perspective on Consecrated Life. The Furrow, 71(4), 220–227.

3Chukwuebuka, C. U, OSA. (2019) Consecrated life and option for the poor. Consecrated life and politics, 59-109.

4Celaya, G. (1955) Cantos íberos. Ediciones Turner (1975), 57-58.

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Más episodios

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